De Fantasmas
Deja de escudriñar los rincones.
Deja de intentar saquear los escondites.
Todos estaban vacíos antes que tú.
Deja de perseguir al amor
como a una sombra en los pasillos.
Debe ser un fantasma que inventaste alguna vez.
Déjalo atravesar las puertas
y escaparse más allá de ti.
Déjalo irse a buscar a los que no creen en él.
Tú, en cambio,
resígnate a que tu fe ha de matarte.
Aprende a vivir con tu soledad a cuestas.
Adóptala como tu segunda sombra,
como tu eterna compañera.
Deja que te pise los pasos.
Cree ciegamente en ella
o, de una vez por todas,
deja de creer en los fantasmas.