Un café
Es posible suponer
dónde empieza un café.
Nadie puede saber
dónde termina.
Es posible inventarlo
por su olor,
imaginarse su sabor
dulce y amargo
pero nada se compara
con probarlo.
Nada se compara
con un sorbo de café
entre los labios.
Es posible pensar
tocar la taza con las manos,
recorrerla lentamente
como si fuera un abrazo.
Alargar lo más posible
ese momento mágico.
Lo más difícil de todo,
sin embargo,
es soñar un café
con alguien que quiero y me quiere.
Pensar que empieza aquí.
En esta mesa.
Frente a frente.
Y termina...
Quién sabe.
En un suspiro,
en otro mundo,
en el lado opuesto del abismo.
Este café hay que probarlo.
Reírlo o llorarlo.
Prolongarlo.
Sentirlo atravesar el cuerpo.
Un café con un amigo
hay que conversarlo.
3 comments:
Mari,
Nunca vamos a dejar de tomar café... a menos, claro esta, que prefieras tomartelo con un joven, no tan joven, que esta lejos de ti, y a la vez, no tan lejos.
-majo (aunque ya sabías q era yo, por mi mente pulcra)
mmm... enigmático
Marí,
Cuando te escribí el último comentario de este poema no sabía todo lo que pasaría, no sabía lo equivocada que estaba.
Todavía no puedo creer lo que pasó ayer. Y sobretodo, no puedo creer lo que va a dejar de ser, de pasar, de ahora en adelante. Primero fue mi culpa, pero ya no lo es. Hoy no es culpa de nadie, pero no quiere decir que tenga solución. Tú misma me dijiste ayer que nada es para siempre. Tal vez tengas razón.
No sabes cuanto siento que todo haya acabado. Pero sé que estás muy bien y que tienes mucha gente para ir a tomar café. Siento en el alma todo lo que te pude haber causado. Se que te va ir muy bien en la vida. Te tengo mucha fé. Gracias por todo Mari, ahora entiendo lo que quiere decir que a uno los amigos se lo inventan. Me enseñaste muchas cosas. Pero bueno, en fin, ya no puedo más.
Adiós Mari.
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